Teresa Hoyo, de Logroño, es la encargada de contarnos hoy su éxito profesional

Por ello, colaboramos con profesionales del ámbito del empleo que nos van a contar sus propios casos de éxito.

En esta ocasión contamos con Teresa Hoyo, trabajadora de la Oficina de Empleo de Logroño.

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¡Buenas! Mi nombre es Teresa Hoyo, técnica de empleo de la Oficina de Empleo de Logroño.

Si tuviera que destacar un proceso de inserción laboral a lo largo de mi experiencia en esta oficina, no podría quedarme con una sola. Pero sí que os voy a acercar una que recuerdo en particular.

Un día, estando yo de guardia, atendiendo a las personas que tenían cita, llegó un usuario de más de 50 años para inscribirse como demandante de empleo. Este usuario tenía muy buena presencia, traía su carpeta llena con todos sus papeles, pero se le notaba bastante nervioso y desorientado.

En el transcurso de la gestión de la demanda, fuimos entablando conversación y me explicó su delicada situación.

Era una persona con amplia experiencia en el sector comercial y ventas, con perfil directivo y de gestión. Además, tenía bagaje en el ámbito televisivo y del espectáculo. Traía consigo dos curriculums distintos, bastante obsoletos y mal estructurados.

Hacía muchísimos años que no buscaba trabajo porque no lo había necesitado y no sabía por dónde empezar. Su situación económica era complicada, no tenía dinero para poder pagar el alquiler al mes siguiente y aquí, en Logroño, no tenía familiares en los cuales apoyarse.

Su situación era límite, por lo que era urgente ponerse a trabajar con él. Le hablé de nuestro servicio de orientación, de la posibilidad de que un orientador u orientadora, en este caso yo, le ayudara y guiara en el proceso de búsqueda activa de empleo.

Me contestó con un rotundo sí y, de hecho, ese mismo día le di unas pautas para trabajar y lo cité para el día siguiente. Empezamos definiendo el objetivo profesional. Su última experiencia había sido como autónomo en el sector de los seguros y no quería volver a trabajar por cuenta propia. Nos centramos en su experiencia como vendedor y pusimos como objetivo conseguir un puesto de dependiente/vendedor en el sector de la alimentación. Le invité a que hiciera un listado de todas las cadenas de supermercados e hipermercados de la zona. El siguiente paso fue adaptar el CV al puesto objetivo.

Con todo ello se puso a trabajar y, en menos de dos semanas, se presentó en mi mesa para comunicarme que no podía venir a la siguiente tutoría, ya que había encontrado trabajo. Vino personalmente a agradecerme el tiempo que le había dedicado, el ánimo y la motivación que le había inyectado y la cercanía con la que le había tratado.

Para mí fue una satisfacción muy grande el comprobar como la constancia, el trabajo diario y la dedicación finalmente tienen su recompensa. Es un claro ejemplo de proactividad en la búsqueda de empleo. No espera a que llegue la oportunidad, sino que sale a buscarla.

Bajo mi punto de vista, sólo por este camino se obtienen resultados y hay mayores probabilidades de alcanzar el éxito.

Por ello, lo que más valoro y destaco en las personas que pasan por la oficina es su predisposición, implicación y el esfuerzo que le dedican en la búsqueda de empleo. Su motivación y perseverancia, han sido los puntos clave para conseguir el éxito en poco tiempo.

Mi papel como técnica de empleo ha sido secundario. En todo proceso de orientación, mi misión es darle las herramientas y guiarlos en el camino que tienen que recorrer para conseguir su objetivo profesional. Cuando encontramos a personas que realmente quieren encontrar trabajo y entienden que hacerlo depende de ellos mismos, es cuando la figura del orientador cobra sentido y es efectiva.

Somos facilitadores, caminamos de la mano de nuestros usuarios, y aunque el éxito es suyo, la satisfacción es compartida.