Hay ocasiones en que cuesta encontrar trabajo. Es en ese momento en el que muchos vuelven la mirada a aquellos cursos de formación que siempre quisieron hacer, pero que por razones de falta de tiempo o circunstancias diversas no les fue posible.
Incluso también, cuando estando en activo, el trabajo no deja tiempo para la necesaria actualización de conocimientos, la formación sigue siendo la salida natural y casi obligada para demostrar la valía profesional de cada uno, en un “mercado laboral” variable, con muchos trabajadores en oferta y no tantos “oferentes de mano de obra”, que solo aparecen con atractivos puestos de trabajo en determinadas ocasiones.
La formación requiere un esfuerzo, pero da muchas satisfacciones, sobre todo si es “informal” y adaptada a nuestros niveles, gustos y características. ¿Es suficiente estar formado a través de cursos estándar al uso? ¿O es mejor dedicar el tiempo a ampliar experiencias personales que son muy valiosas cuando la economía cambia rápidamente?
Las propuestas formativas a medida son aún si cabe más importantes, sobre todo para jóvenes sin muchas posibilidades iniciales de acceso al trabajo. La relación directa con la empresa mediante prácticas formativas, donde los jóvenes puedan demostrar sus capacidades y adquirir competencias sin las restricciones propias del aula, es una vía que se ha mostrado muy válida. Facilita un entorno favorable a la creación de empleo, con altos porcentajes de inserción laboral especialmente en épocas de crecimiento del empleo.
La cercanía al entorno de trabajo real siempre va a aportar a los jóvenes una confianza y conocimientos que difícilmente podrían adquirir con fórmulas de aprendizaje cerradas.
Antes y ahora, la formación práctica en empresas es una apuesta de gran valor.
La formación “no formal” aporta experiencias, destrezas y conocimientos muy reales, muy valiosos, y muy directos. La colaboración de la empresa es necesaria, pero siguiendo sus prioridades y teniendo en cuenta sus necesidades y objetivos los resultados son muy buenos.
Es interesante estudiar nuevos espacios de aprendizaje, analizar cómo hacerlos disponibles y cómo articularlos para que la formación práctica y experiencial sea una realidad exitosa.
¿Qué opináis?
2 respuestas
Estoy de acuerdo, y como forma de impulsarla habría que trabajar en potenciar el reconocimiento frente a terceros (empresa, administración…) de esa formación.
TRABAJO, LUEGO ESTUDIO
Cuando en mi trabajo como orientadora me encuentro con personas desmotivadas que no dan valor a la formación les refiero que en cualquier puesto de trabajo por bueno que sea, por superior a sus aspiraciones iniciales, por feliz que les haga…Siempre, siempre tendrán que formarse puesto que todos los puestos de trabajo sufren cambios, mejoras y el mercado laboral nunca es el mismo, está en constante cambio.
De igual forma la formación debe actualizarse y apropiarse de estos modos de transmisión de conocimiento que hasta ahora nosotros no utilizábamos.