La culpa la ha tenido mi escasa sensibilidad ecológica y mi miopía.
Todos los viernes me acerco al hipermercado a hacer la compra semanal, este pasado viernes hice igual. A pesar de haber finalizado la semana laboral mi cabeza aún echaba humo, ese rescoldo hacía que todavía rumiase las dudas que a lo largo de la mañana me habían asaltado…
Con la lista de la compra en la mano me acerqué hasta la pescadería. Llevo semanas ansiando comer alas de raya (si, ya sé que está en peligro de extinción, pero si la venden…) y como soy miope tengo que acercarme al mostrador por delante de la clientela que espera su turno.
La pescatera respondía a la clienta:
– Pero es que es muy difícil trabajar y cuidar de los hijos.
La clienta:
– Alguna ayuda tiene que haber.
Había llegado mi momento. Me empodero, pido disculpas por mi intromisión e improviso mi discurso:
– Efectivamente, el Gobierno de La Rioja dispone de una serie de subvenciones para facilitar la conciliación laboral y familiar…
Enumeré las que hay, les expliqué dónde encontrar información y, como colofón, humildemente les dije que era yo quien las tramitaba.
Tras esto, reiteré mis disculpas e hice mutis por el foro (¡no había alas de raya!).
Esta conversación, una reunión con un sindicato, la mantenida con mis jefes esa mañana y el resquemor ocasionado por un expediente denegado justamente al aplicar la Orden reguladora siguen en mi cabeza.
La semana pasada y, con distintos interlocutores y diferentes ocasiones se ha planteado el dilema de que disponemos de ayudas a la excedencia, ayudas a la reducción de jornada, a la contratación de cuidadores, al establecimiento de planes de acción positiva y, sin embargo, no alcanzamos a ser conocidos, ni recibimos un número destacado de solicitudes de subvenciones.
Algo tendremos que hacer para que esto no sea así.
Os expongo el expediente del sinsabor. Una solicitud de reducción de jornada planteada por una mujer que desconocía que su contrato era parcial (jornada de trabajo del 92,20%, trabajando sábados y domingos con actividad comercial) que quiere reducir su jornada para adaptarla a sus necesidades personales y familiares.
No podrá ser, la orden actual no contempla la posibilidad de reducción de jornada si su solicitante “disfruta” de una jornada parcial.
– ¿Cómo podemos recomponer estas situaciones?
– ¿Y si modificásemos ese requisito de la jornada completa?
Qué os parece si aportáis soluciones, remedios, enmiendas, salvoconductos…
Admitiremos todo, estudiaremos los casos planteados y con ello haremos propuestas creativas que alcancen a más empresas, a más personas, a más familias que necesitan tiempo, ayuda económica y remoción de obstáculos para que sus vidas sean más parecidas a su ideal. Y al nuestro.
Mientras tanto, yo os prometo no colaborar en la extinción de la raya.
Un comentario
Dos mujeres comparten los motivos por los que han decidido no tener hijos. Se trata de una decisión personal, sopesada y en la que ha influido la dificultad para conciliar
https://www.elmundo.es/economia/2023/07/18/64b6c447fdddffa1b18b45bf.html